domingo, 31 de agosto de 2014

Feminismo Negro/Feminismo Afro-descendiente

Por Esther Pineda
Publicado originalmente en http://estherpinedag.com/

Cuando hablamos de feminismo en su forma abstracta y generalizadora, es habitual asociarlo a la defensa de los derechos de la mujer blanca, heterosexual, clase media; olvidamos los diversos matices que ha de tomar lo femenino, la pluralidad de mujeres, de sus historias, de sus culturas, de sus experiencias, y las posibles maneras en que habrá de expresar su sexualidad.
No existe solo un modelo de mujer, coexisten una infinidad de modos de ser mujer, de ejercer la feminidad y por tanto diversas formas de feminismo.
El feminismo no ha ni habrá de ser solo uno, su comprensión y manifestación en estos términos expresaría así un carácter reductívo, castrante, excluyente y arbitrariamente designado.
El feminismo tradicional se constituye como un feminismo invisibilizador de la mujer afro-descendiente, un feminismo que parece exaltar el proceso de sujeción y coerción a la que ha sido sometida la mujer blanca en nuestras sociedades, pero que a su vez habrá de obviar la explotación, relegación, esclavitud y sub valoración a la cual ha sido expuesta y sometida la mujer afro-descendiente en occidente.
En un continente donde “lo negro” ha sido asociado al mutismo, la invisibilidad, la ignorancia, a la noche y en consecuencia a la oscuridad como lugar por naturaleza inhóspito, desolado y lleno de vicios; se naturalizará la sumisión que le ha sido atribuida a la mujer afro-descendiente, y se le configurará como objeto cosificado de placer para y del hombre blanco, en el contexto de una estructura societal que históricamente la ha marginalizado mediante un constante proceso de exclusión, relegándola a un apartado y reducido espacio de la vida social.
La historia de la mujer afro-descendiente se ha definido de acuerdo a la triada de la opresión: capitalismo, patriarcado y racismo, todos en recíproco apoyo de su mantenimiento y legitimación, en correspondencia a los criterios de explotación, exclusión y apropiación de acuerdo a los que el sistema pre-configuró a la mujer como inferior a lo masculino, y a “lo negro” más aún por debajo de la condición de ser mujer.
Es por ello que la mujer afro-descendiente en nuestras sociedades será triplemente explotada, reducida y subordinada; no solo en relación al hombre, al hombre blanco, sino también a la mujer blanca.
Estará subordinada a la mujer blanca como consecuencia de que la mujer negra ha sido definida y se le exige autodefinirse a partir, y en relación al prototipo socialmente establecido de la mujer blanca, no encuentra una referente en si misma, pues todos los agentes socializadores a los que ha sido y es reiteradamente expuesta operan como socializadores del racismo.
Es por ello que sus posibilidades de ascenso social, familiar y personal estarán dispuestas por la efectiva adecuación de la mujer afro-descendiente a los rasgos físicos, gestuales, actitudinales y comportamentales de la mujer blanca.

Siendo entonces necesario descentralizar los modos en que estudiamos y cuestionamos el sexismo, dando espacio a su comprensión en relación a su presencia histórica y cultural; como asi mismo, redefiniendo la feminidad desde lo femenino, pero también una feminidad desde “lo negro” mismo.

jueves, 21 de agosto de 2014

¿Que está mal con nosotras?

Por Jessica Cueto

Reflexión acerca que nuestra imagen, y de lo que es bello para nosotras las mujeres negras, a la vez del concepto de belleza que reflejamos.
Ocasionalmente con el día a día y la costumbre veo muy tonto el reflexionar acerca de la estética de nosotras las negras, pero al ir desglosando por pedacitos la cotidianidad, veo claramente el bombardeo de imágenes ajenas de belleza con la que regimos nuestras vidas, asumiéndolas tan nuestras y tan inmutables.
Desde la tierna infancia, donde todo se observa y se imita, pasando por la odiolescencia y llegando a la adultez, fuimos, somos y seremos bombardeadas constantemente y en desventaja con imágenes donde no encajamos o lo hacemos a medias a punta de dinero y duro sacrificio.
Imágenes de mujeres negras que son "feas", mujeres negras trabajando duro para blanquear sus facciones y mujeres que nacieron negras pero que parecen blancas, son los modelos que ampliamente son mostrados en los medios, quedando pequeños espacios para las mujeres que son, se ven y sienten negras, reducidos a clichés de mujeres radicales, rebeldes, conflictivas o artistas.
Al reflexionar acerca de este hecho de la manera más coherente, observamos a mujeres negras que cambian su cabello,  sus facciones,  y hasta su color de piel, evidenciando un conflicto de algún tipo. Y más cuando este hecho es totalmente normal y asumido con tal naturalidad que llega a formar parte fundamental de la vida de una comunidad, como es el caso de la comunidad afrofemenina.
Quizá suene exagerado, pero detallen y vean que no estoy errada; calculen cuántas mujeres negras dentro de su círculo familiar, de amistad y laboral, llevan algún tipo de desriz, extensiones, esconden su cabello natural, se han operado la nariz, o de alguna manera por más sencilla que sea, han modificado su aspecto para verse "mas blancas". En retrospectiva recuerden si cuando niñas pensaron que de adultas llevarían su cabello natural, y si existían modelos cercanos de mujeres negras con cabello afro, sin químicos y postizos.
Ahora veamos lo que muestran los medios, los de aquí y los de afuera; las publicidades, los reality shows, las novelas, las películas, en fin. Aquí en Venezuela, de un tiempito para acá vemos con más frecuencia imágenes de gente NORMAL en televisión, principalmente en canales del estado o comunitarios, vemos publicidades con mujeres y hombres afrodescendientes.
Pero no hace mucho, veíamos a una Gledys Ibarra y a un Franklin Virguez que parecían ser los únicos negros que sabían actuar, o a una Dayra Lambis que a pesar de ser la "Primera Miss Venezuela Negra" es tan lacia y perfilada como Irene Saenz.
Los cambios que vemos han sido impulsados por el hecho de vivir una revolución, que busca la reivindicación del pueblo, de los pobres, de los excluidos de siempre. Y a pesar de que no sean cambios suficientes, afuera de nuestras fronteras pareciera estar la cosa peor, basta ver un rato de televisión por cable, para no ver ni un negro, o verlo haciendo de payaso o delincuente.
Claro, los EE.UU. muestra en sus pantallas a un Presidente negro y a una Primera Dama del mismo color, a Opra Winfrey, a Beyoncé y a Tyra Banks, y así, contadas personalidades que se muestran en televisión por cable, que a pesar de haber nacido negros, se muestran tan blancos, alisados y perfilados como el más rubio. Evidentemente existen excepciones, pero no casualmente los modelos a seguir son los amoldados.
Así que llegamos a una realidad que nos obliga a no reconocernos, a avergonzarnos de nuestro aspecto, y a gastar no casualmente, mucho dinero y esfuerzo en vernos "mejor", mas "delicadas", mas BLANCAS. Pero basta con vernos bellas a través del velo impuesto, basta con darnos cuenta que como somos, somos hermosas, y que la belleza de la mujer negra reside en eso, en ser NEGRAS, con nuestra sonrisa, nuestro brillo, nuestras facciones, nuestro cabello, en fin. Celebremos y enorgullescámonos de nuestra herencia y de lo que representa nuestro aspecto, nuestro color, nuestra negritud.

  
Fotografías:
Foto 1:
https://www.google.co.ve/search?q=mujeres+negras&rlz=1C1GGGE_esVE575VE575&espv=2&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ei=4QP1U5CtDbDJsQSxxIGoDw&ved=0CAYQ_AUoAQ&biw=1920&bih=979
Foto 2:
http://www.youtube.com/watch?v=EUf268BOMs0


Cabello Afro, una negra que resiste

Por Jessica Cueto

Mi cabello más que un accesorio, es mi herencia, y aceptarlo me liberó.

Descendiente de negros, nací a pesar de todos los rezos de mi mamá, con el cabello malo. Abundante, de hebra fina y rizado, mi cabello se convirtió en el dolor de cabeza de mi mamá, que se entregaba en jornadas de casi tres horas a la tarea de lavarme, desenredarme y peinar mi cabellera negra, de manera religiosa todas las semanas, quedando la tarea diaria, mucho más sencilla, de peinarme mis moñitos, trencitas, colas, y el sin fin de peinados infantiles apropiados para el domado de mi melena.
Así transcurrió mi infancia, sentada en un banquito con olor a aceite de recino, con templones de cabello, distraída en interminables jornadas de peinado. Mi cabello al ser tan abundante era inmanejable para mi pequeña e infantil persona, fue hasta los 11 años que pude y peine mis primeras trenzas, las cuales significaron el final del arduo trabajo de mi mamá. Rápidamente llegó la desesperación, el cansancio, la frustración, el complejo y la negación, tener un cabello tan MALO, era un castigo divino, peinarlo, desenredarlo, hacerlo lucir bonito, aceptable, era un reto que siempre perdía o quedaba a medias. Por lo que poco a poco fue naciendo en mi, el anhelo del desriz, el fin de todos mis sufrimientos.
Fue hasta los 15 años que desrice mi cabello, y este tuvo una apariencia un poco decepcionante  ya que no era liso, por el contrario tenía mucho friz, pero para mí era un descanso y mi felicidad no tenia límites. Pasó un poco más de un año cuando llegue a las manos de una excelente amiga y peluquera que cumplió mi sueño y me dejó con los cabellos ¡LISOS! Ahora mi hebra fina se traducía en una melena lisa y pobre a decir verdad, era un liso asiático un poco raro en contraste con mis facciones negras. A pesar de lo raro, me cegaba el sueño al fin cumplido, ya no tenía que pelear con mi cabello, ahora peinarme no implicaba un reto, y lo mejor de todo, cumplía con los estándares de belleza que rondaban mi cabeza desde muy pequeña.
El espacio de tiempo entre ese desriz superior y el gran corte ahora se muestra confuso en mi memoria, porque la verdad me sentía bastante feliz, tan feliz que decidí ser totalmente libre, y liberarme de la tortura que implicaba aplicarme un químico tan corrosivo en mi cuero cabelludo, liberarme del secador, liberarme de la caída compulsiva de cabello, y más importante, liberarme de los estándares culturales y estéticos que nos fueron impuestos a los negros como forma de dominación. "Me liberé" como dice la canción, y a pesar de la amenaza para mi estatus y aprobación social, me corte todo el cabello, dejando solo lo que había crecido desde mi último desriz.
Y volví a nacer, fui de nuevo la niña pelo malo, pero sin frustraciones, reconociendo mi cabello, que resulta que era hermoso. Ahora me sentía libre, feliz, tan yo, mi cara tenía el accesorio perfecto, mi cabello era apropiado para mis facciones. Y resultó que no era difícil de manejar, con cariño y dedicación se ponía bien bonito, mi cabello y yo ahora éramos los mejores amigos.
Mi cabello era mi herencia, y yo la había negado por mucho tiempo, me había sentido avergonzada de ella y la había ocultado de la vista ajena. Pero resulta que fui objeto de la esclavitud, seguí siendo dominada, como fueron dominados mis ancestros y como son dominados de tantas formas mis hermanos y hermanas negras. Ahora mi cabello natural es más que una moda, o una opción de peinado, es más que banalidad femenina, mi cabello es parte de lo que soy, de mi herencia negra y es una muestra de resistencia al sistema, mi cabello natural es decir soy negra y qué.


 Fotografía:
http://blogs.elpais.com/africa-no-es-un-pais/2013/12/la-mujer-negra-y-el-mito-de-la-belleza-2.html

lunes, 11 de agosto de 2014

El Mere Mere de Leonel Ruiz


Leonel Ruíz

Les quiero hablar de esta joya que me conseguí en la feria del libro de Caracas que terminó ayer 10 de agosto. Una producción súper venezolana, con un sonido a mi humilde opinión hermosamente profundo y real, que llega y llena. Se siente cercano con todo y el jazz, para mi el Mere Mere de Leonel Ruiz suena a nosotros. Lo comento en este espacio porque sentí una afinidad negra con el disco, al moverse en ratos por el tumbao afro, personalmete siento que es el acompañamiento musical perfecto para La Arepa Negra.

Fotografía:
https://www.google.co.ve/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&docid=YCncsE8TO-3JZM&tbnid=vwV_0tfJB0gRVM:&ved=0CAMQjhw&url=http%3A%2F%2Fwww.eltarantinmusical.com%2Fleonel-ruiz_94xJM&ei=v4b3U9ucGuHJsQTKx4HoDQ&bvm=bv.73373277,d.cWc&psig=AFQjCNHXdhWUlbkd0fZXdkRmfH6Pn1DNNA&ust=1408817204158095

viernes, 8 de agosto de 2014

¿Negra o afrodescendiente? Negra y venezolana

Por Jessica Cueto


El negro es una construcción colonial donde se transformó al africano esclavizado en objeto, deshumanizándolo para su trata. Millones de hombres y mujeres africanas fueron traídos bajo las peores condiciones a tierras americanas que empezaban a ser saqueadas por los europeos, estableciendo un sistema de producción a punta de sangre, sudor y lagrimas. Un sistema que mató  a millones de indígenas, habitantes y protectores originarios de estas tierras; y cambió la vida de africanos traídos como animales para dar sustento al negocio colonial.
Por otra parte el termino afrodescendiente, busca desligar del hombre de color, de los negros y negras, este pasado tan denigrante y triste, construyendo a su vez un concepto dignificante, enaltecedor; dejando así de ser esclavos, sucios, y mundanos.
Por mi parte considero que conocer nuestras raíces ancestrales son importantes, pero para entender la historia, y para asumirnos con la frente en alto, no para escondernos en términos construidos por intelectuales o ajenos.
Las raíces negras son hermosas, porque son historias contadas a pesar de la esclavitud, de la exclusión, del maltrato y el racismo disfrazado. Son el baile de tambor, San Juan, San Benito y el chimbagueles, son las conservas y besitos de coco, son el desriz obligado por la presión social, son los comentarios endoracistas, son los moñitos con aceite de ricino, son los tantos insultos por negro, son el asumirse pelo malo, y pare usted de contar.
Somos negras y negros porque fuimos objeto de la trata negrera, fuimos soldados en las guerras de independencia y devueltos a esclavos, fuimos liberados por negocio y explotados en diferente forma, fuimos y somos excluidos y discriminados, somos los negros y negras de siempre, pero con la historia a cuestas, porque olvidar es desconocernos y entregarnos al sistema que nunca ha querido nada bueno para nosotros.
Personalmente pienso que el orgullo esta en asumirse, con todo el pasado y el presente, teniendo claro lo que somos para el mundo y para nosotros mismos... Cada quien tendrá sus razones para sentirse lo que es, yo por mi parte me asumo negra y venezolana.

Fotografía:
https://www.google.co.ve/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&docid=Aq2mUGXSDcjN5M&tbnid=4Di0JK-kM1zJ5M:&ved=0CAMQjhw&url=http%3A%2F%2Fencontrarte.aporrea.org%2F75%2Fpersonaje%2F&ei=Wob3U7C3BKHjsAT034HwCg&bvm=bv.73373277,d.cWc&psig=AFQjCNGY4eTFjXzZVE0CR72vjJVwZEHydw&ust=1408817111186139