lunes, 22 de diciembre de 2014

Esa Negritud

Por Verónica Sequera



Caderas,
anchas
    dibujadas como pinceladas de dioses
se mueven, sutiles entre los tambores que resuenan a lo lejos
gritando el dolor, dolores por ser propiedad de otrxs.

Te azotaron, flagelando emociones
    solo gritabas la incertidumbre, por ser de ellxs.

Pero ellos quieren,
desearon, y ahora desean
tus pezones negros
    negros como el carbón.
    duros, la divinidad hecha carne.

Piel,
tocada y llena de gracia
es todo un despropósito para los cobardes,
esos que fueron blancos
convertidos en pardos que no entienden de tristezas.

¿Conociste alguna vez el respeto trastocado por la otredad que mereces?

Esto negro que huele a sangre,
a dolor
Alza la mirada entre rostros desafiantes
grita y es ahora hecho mujer
    Mujer que muestra al mundo su identidad
    Mujer que se reconoce
con el pelo bien pegado al cráneo, olor a sol
con el movimiento fluido de sus caderas, como las olas del mar
y la piel tostada.

Ahora somos el sueño de poetas,
desgarrando pieles
amando y transpirando emociones
detrás una mirada, en medio de la nada
con el fluir de los ríos
y junto a las diosas de la mar.

martes, 9 de diciembre de 2014

Ni chicha...

Por Beatriz Aiffil
Publicado en Correo del Orinoco, Caracas, domingo 7 diciembre 2014


Acaban de asfixiar a uno y no en secreto. Con cámaras de por medio y con un consecuente: Lo volvería a hacer. Y la pregunta de las 4 mil lochas: ¿Sería por negro? Y la canción correspondiente: Mamita me va a matar con sus malos pensamientos, yo no sé pero yo presiento… Ah, y el juicio cuyo respectivo veredicto irrefutable será: Inocente policía. Claro, estaba en el ejercicio de sus funciones.
Los años 60 se llevaron a Malcolm X, a Luther King y a otras lideresas y líderes negros estadounidenses. Bueno, también a miles de héroes anónimos presentes en una historia tétrica de segregación, masacres y homicidios sin justicia objetiva.
Pero el siglo XXI trajo consigo a Barak Obama.
Y Obama trajo en su maleta el sueño de una nación unificada. Pero unificada bajo qué preceptos. Supusieron algunos optimistas que con Obama el camino de la integración estaría allanado. Pero hemos visto a los tipos del Ku Klux Klan vivitos y coleando, ni siquiera han cambiado el disfraz. Hemos visto a los policías actuar con impunidad. Y este año van por lo menos 2 signos inequívocos de que el racismo en EEUU no murió con la ascensión de Obama como presidente de la potencia más poderosa del mundo. Valga la redundancia de la potencia poderosa pues no la afectan las 7 potencias.
Eso sí, ya Harry Belafonte está viejito y se acaba de morir Amiri Baraka. Queda Amina Baraka pero hay cada vez más Condoleezzas. No sabemos qué extraños efectos tiene el comer, respirar, caminar dentro de la barriga de semejante monstruo. Así que nos hermanamos con los afroestadounidenses con reservas porque al fin y al cabo son estadounidenses, padres de un proyecto de dominación global, y nunca se sabe…


Obama, insisto, es una construcción por no decir aberración. Se le imposibilita mentalmente una identificación genuina con nuestra problemática. Alguien escribía por ahí que Barak Obama no se puede comparar con Mandela porque su biografía no está conectada con las luchas de liberación africana y contra el racismo; ni con Toussaint L´Ouverture porque tampoco está conectada con la lucha de los descendientes de esclavos en América y el Caribe. Mejor in-comparación imposible. Dos jefes de gobierno que nada que ver con el que le tocó a la nación negra estadounidense. No es negro políticamente hablando ni lo que se ha dado en llamar afrodescendiente. Simplemente su piel es negra y es hijo de un afro. Más allá, no pidan peras…

lunes, 1 de diciembre de 2014

Por Jessica Cueto


Nuestros cabellos son una muestra de resistencia al sistema, y detrás de su belleza majestuosa que hace coronas, es importante saber el por qué de sus características. El cabello negroide o afro es característicamente rizado como consecuencia de la adaptación a los climas cálidos, permitiendo la circulación del aire con mayor facilidad, refrigerando la cabeza y evitando que alcance temperaturas peligrosas para el ser humano. Así vemos como nuestros cabellos son herencia ancestral, hermosa herencia que al liberarnos del yugo del blanquecimiento, exaltamos y reivindicamos al tiempo que sonreímos siendo y mostrando nuestro verdadero ser.
Aquí  unos tips para el cuidado de nuestros cabellos, mediante rituales amorosos que enaltecen nuestra afrofemenidad.

1.      Usa tus dedos
A diferencia de la creencia popular, los cabellos afro generalmente con finos y tienden a partirse fácilmente si los maltratamos. Al desenredarlo con los dedos y peines de dientes gruesos evitamos el fracturar la hebra, además de ser un ritual de amor a nuestros cabellos y a nuestra afrofemenidad.


2.      Cubre tu cabello
Nuestros cabellos son naturalmente resecos, por lo que el conservar la hidratación es una tarea que dará sus frutos en un cabello saludablemente hermoso. Al dormir cubre tu cabello o almohada con una funda sedosa, que al contrario del algodón no absorben los aceites naturales del cabello, evitando el friz matutino.

3.      No sulfatos, no champú
Los sulfatos contenidos en champús son los que al producir la espuma dejan al cabello libre de sus aceites naturales y artificiales, dejándolo sumamente reseco. Al utilizar champús sin sulfatos, evitamos esta sensación; el problema es que muchos champús aún sin sulfatos dejan nuestros cabellos con la sensación de resequedad, por lo que existe hoy en día un movimiento que cobra cada vez mas adeptas y es el régimen no-poo (no champú). Este consiste en limpiarnos el cabello con productos alternativos que no resequen nuestra hebra. Existen variadas opciones (co-wash, vinagre de manzana y bicarbonato de sodio, entre otros), que personalmente recomiendo, ya que limpian a profundidad el cabello y lo dejan manejable. La cuestión es que este régimen debe ir de la mano con la NO utilización de siliconas, ya que éstas al ser de origen mineral (petróleo) es posible removerlas sólo con los productos detergentes contenidos en champús. Si aún decides lavar tu cabello con champú elige los libres de sulfatos y que contengan productos humectantes.

4.      Hidrátalo
Nuestros cabellos aman el agua, y mientras más expuesto estén a ella mejor se sentirán, este es un principio que nos choca mucho a las negras, debido a la costumbre de no mojarnos el cabello por el secado y el desriz, y hasta el mito de que el exceso de humedad pudre el cabello. Humedecer nuestros cabellos con atomizador varias veces al día, aplicarnos acondicionadores sin enjuague (que no contenga Hidróxido de Sodio), así como aplicar hidrataciones profundas cuando el cabello lo pide, son hábitos que el cabello agradece.


5.      Sella la hidratación
Nuestros cabellos tienden a perder la humedad rápidamente y volver a su estado de resequedad fácilmente. Por lo que aplicar aceites o mantecas preferiblemente  naturales, luego de un acondicionador sin enjuague, sella la humedad contenida en la hebra del cabello, lo que lo mantiene por más tiempo hidratado.

6.      ¡Desenrédalo!
Un hecho sin lugar a duda es que mientras más días dure tu cabello afro sin ser desenredado, mas rebelde se pone y más lo maltratas en el proceso. Así que define una rutina donde mínimo dos o tres veces por semana lo desenredes. No olvides hacerlo utilizando toda el agua, aceites y el acondicionador necesario para no quebrar las hebras del cabello, utilizando tus dedos o peine de dientes gruesos, dividiéndolo por partes para ayudarte, y si prefieres al finalizar péinate con moños, twist o trenzas para proteger y mantener tu cabello sin enredos.

7.      Elige lo natural
A pesar de lo difícil que es llevar un régimen natural, esta es la manera de lograr un cabello saludable. Los sulfatos, las siliconas, parabenos y el sin fin de productos químicos que se han creado para el "manejo" de nuestros cabellos, lo maltratan y deforman. Evita los champús que resecan nuestra hebra, y elige acondicionadores sin siliconas, ya que estos cubren y sellan la hebra del cabello con derivados del petróleo, resecando y bloqueando la hidratación del mismo; péinate con gel de linaza, aplica aceites naturales para el sellado de la hidratación, e hidrata profundamente con productos naturales como aguacate, coco, plátano, huevo. Además de ser mucho más económico que los productos comerciales, son rituales orgánicos de amor con excelentes resultados en la salud y apariencia del cabello negroide.

8.      Diviértete
La sociedad aún asume que nuestros cabellos son feos e inapropiados, por lo que en muchos casos nuestra autoestima es afectada, desencadenando en una relación de más odio que amor con nuestros cabellos. Peinándolo de formas divertidas, utilizando accesorios, bandanas, pañoletas, de colores y tamaños variados, le damos un vuelco a ese prejuicio y hacemos ver nuestra afrofemenidad hermosa y contrarrestamos preconceptos errados, ganando adeptas a esta forma de llevar la negritud con hermoso orgullo.

9.      Trátalo con cariño
Me refiero a cuando lo toques; no lo maltrates, masajéalo, péinalo y juega con él desde el amor. Al lavarlo distribuye el producto de tu preferencia con agua desde la raíz, masajeando con los dedos (no las uñas) el cuero cabelludos, llevando el producto suavemente sin maltratar ni romper la hebra, hasta las puntas. Al desenredarlo y peinarlo evita romperlo, separa los nudos que se creen, ve de puntas a raíz y sepáralo en partes para mejores resultados. Al secarlo no restriegues la toalla contra el cabello, puedes sacar el exceso de agua exprimiéndolo sutilmente con las manos, o secarlo utilizando una camiseta vieja o toalla de microfibra ya que absorben el agua sin ocasionar las puntas dañadas y el frizz de frotarlo con toallas convencionales. Por último evita peinarte, desenredarte o lavarte el cabello apurada o molesta, permítete un espacio de amor con tu cabello.

10.  Estilos protectores
Son esos peinados que nos hacían de niñas, las trenzas, los twist o rollitos, los moños,  entre otros; que permiten agrupar nuestro cabello protegiéndolo de los agentes externos que lo perjudican, además de constituir peinados al tenerlos y al deshacerlos, ya que definen un patrón de rizo muy bonito. Los estilos protectores son trenzas que en termino general, se hacen separando el cabello y trenzándolas o enrollándolas en dos o tres partes. Para mejores resultados y no maltratar la hebra, al hacer los estilos protectores el cabello debe estar húmedo y con algún producto hidratante sin enjuague. Se deben deshacer con las manos preferiblemente, previamente frotadas con el aceite de tu preferencia, evitando así el friz, y al terminar puedes seguir separando el cabello y peinarlo con los dedos hasta obtener el aspecto deseado.


Les recomiendo además revisen los links de abajo, ahí hay mucha más información sobre el cuidado de nuestros cabellos hermosamente negros.


Fotografía 1: https: stephafromio.blogspot.com/
Fotografía 2: sidibeauty.blogspot.com
Fotografías 3 y 4: www.pinterest.com


viernes, 24 de octubre de 2014

Este racismo nuestro

Por Jessica Cueto

Como negra venezolana, que ha vivido procesos sociopolíticos tan importantes como fue y sigue siendo la revolución bolivariana y chavista, no me escapo del análisis a lo interno y externo de nuestra posición en esta sociedad capitalista, patriarcal y racista, como es la venezolana. Intentaré explicar entonces, la sensación de ser negra y mujer en esta sociedad que niega ser racista y patriarcal, y que bajo la cara del racismo, endoracismo y misoginia no ha dudado en dejar claro mi lugar en ésta.
Entendiendo que el racismo es externo al grupo, mientras que el endoracismo es la internalización del racismo por el pueblo sometido, aceptando su autonegación; identificándose así, el colonizado con el colonizador.
Un racismo, frontal, y profundamente  hiriente lo experimenté a los 5 años, cuando otra niña, blanca, aclaró firmemente y sin tuteos que no jugaría conmigo por negra; eso me hizo tocar piso, y entender rápido que mi lugar como negra era distinto al de los blancos. Este no fue el primer episodio de racismo, ya en preescolar recuerdo, no tan traumáticamente, el que al jugar se me emparentaba casi inmediatamente con otro niño negro para hacer las veces de sirvientes, nunca los papás o los hijos.
Aclaro que mi lugar de crianza no fue en los Andes, o en el este del este de Caracas donde cuesta encontrar caras prietas, sino en el estado Vargas, costa litoralense, llena de negros, negras, morenos y un sin fin de mestizos.
Ya desde mi círculo familiar, a pesar de mostrar un marcado orgullo por la negritud de nuestra herencia, se mostraban rasgos endoracistas reservados a otros negros al que se les quisiera denigrar o "ubicar". Comentarios como, "negro y feo", "negrestín", "fondo 'e paila", "pelo malo", y aclaratorias con respecto a la estética, donde lo negro es feo, ordinario y pobre, convivían a la vez con un discurso de orgullo y resistencia afro.
Por otra parte están los negros que se asumen claramente menos por su condición étnica-cultural, buscando siempre hacia esa herencia blanca remanente en el mestizaje. La nariz fina, los labios no tan gruesos, el cabello "bueno", la piel clara, como también el deslinde de sus tradiciones originarias.
La sintesis de esto, desde mi perspectiva es mas abundante y agresiva; es el chiste que no termina de asumirse racista/endoracista, en cambio se ofende si se le enfrenta, quedando el ofendido como acomplejado. Y no se limita al negro, va también para el indígena, el pobre y para la mujer. Esta en apariencia no agrede al discriminado, sino que asume una posición implícita de menosprecio por la condición discriminada. Se dice tolerante, que no le importa el color de piel, cultura o género, pero no duda en desmeritar por estas condiciones. 

Un ejemplo que para mí lo resume, me ocurrió con unos conductores andinos con los que viajé desde Caracas al estado Mérida. En este recorrido pasamos por un reductor de velocidad donde estaba una chica morena, claramente de origen humilde, vendiendo café, a lo que a manera de chiste el conductor comentó con otros pasajeros -Diga un número, y se la gana-. Esto parecerá no ser necesariamente racista, clasista y misógino, pero algo se sentía en el tono "chistoso", además del hecho de que yo, mujer negra, nunca deje de ser para el chofer al momento de dirigirse hacia mí, "negrita", a diferencia del resto de los pasajeros que siendo blancos nunca fueron llamados "blanquitos". El conglomerado en su conversación nunca tuvo una actitud frontalmente racista, pero entre risas y chistes (de mal gusto), mostraban el menosprecio de lo negro, indígena y femenino.
Y este para mi es el mayor problema, porque que difícil es reclamar un derecho cuando no se ve violentado, y en cambio es ridiculizado.
Diariamente observo y vivo prejuicios que dejan en mal puesto la negritud, considerándola menos, intelectual, cultural, económica y estéticamente.
Consideraciones sin enfrentamiento donde una persona es fea por sus rasgos negros o indígenas, pero es considerada bella, por sus facciones blancas; presunciones de la condición delictiva de una persona por su color de piel y aspecto humilde; el asombro colectivo en la presencia de intelectualidades de etnia no blanca; las aseveraciones ciegas de flojera y suciedad, atribuidas a etnias indígenas y comunidades afrodescendientes; exotización de la cultura afro e indígena, haciéndola ajena y rara; reconocimiento por características negativas a comunidades afro e indígenas; preferencia por supuesta decisión personal, desligada del racismo, la socialización con personas blancas; divulgación a modo de chiste, clichés racistas, clasistas y misóginos.
Existen otras muchas formas de este racismo/endoracismo disfrazado, pero son en ocasiones tan sutiles, que el reclamo es más difícil que la complicidad. Debe haber una legitimación de la denuncia ante este tipo de hechos, que no por ser sutiles, son menos ofensivos.
Venezuela es un país pluricultural y multiétnico, lleno de culturas diversas, lo que detrás del título de mestizo ha sido utilizado para invisibilizarlas, quedando tácitamente resuelto la supremacía de lo blanco sobre lo negro e indígena, quedando grabado en nuestra conciencia colectiva.

Fotografía 1: nuestratierraabundante.weebly.com
Fotografía 2: aserne.blogspot.com

viernes, 10 de octubre de 2014

Mi lavado para salir!

Por Jessica Cueto


Quizá ya han leído por algún blog de estos afro femeninos que nuestros cabellos son característicamente resecos y deben ser sometidos a tratamientos intensivos de hidratación para mantenerlo saludable. Aquí entra el co-wash, o lavado con acondicionador; esta es una técnica altamente recomendable, ya que permite limpiar nuestro cabello sin someterlo a los sulfatos que contenidos en champús resecan el cabello y lo fragilizan con el uso prolongado y frecuente. Esta técnica es conocida por ayudar a desenredar contribuyendo a la suavidad del cabello, mientras lo mantiene junto con el cuero cabelludo limpio e hidratado sin privarle de sus aceites naturales.
La cuestión es sencilla, en lugar de lavarnos el cabello con champú, nos colocamos abundante acondicionar, mientras frotamos con la yema de los dedos el cuero cabelludo dejando caer el acondicionador en el cabello, para luego enjuagarlo bien con abundante agua.
Asimismo el LOC y LCO, con diferencias en el orden de aplicación de cada producto, es el método de hidratar y sellar el cabello para mantener la hidratación por más tiempo. La técnica  consiste en aplicar agua, luego crema y por último aceite en el cabello, LCO Liquid Cream Oil (Líquido, crema y aceite) ,  o también  agua, luego aceite y por último crema LOC Liquid Oil Cream.


Al conjugar ambas técnicas, Co-wash y LCO por varios meses he descubierto un método para flojos que me ha funcionado bastante bien, dejando mi cabello limpio e hidratado, sin la posterior sensación de resequedad típica del lavado, y listo para salir. Este procedimiento con algunas variantes, también es conocido como wash & go (lavar y salir).

1.- En principio me humedezco el cabello con abundante agua.
2.- Coloco una cantidad generosa de baño de crema, acondicionador o crema de tratamiento intensivo en el cabello.
3.- Aprovecho de desenredarme el cabello en partes, primero con los dedos y luego desde puntas a raíces con un peine de dientes separados.


4.- Ya con el cabello desenredado y con acondicionador, froto con las yema de los dedos (no las uñas) el cuero cabelludo, para luego ir llevando con suaves masajes el acondicionador hasta las puntas del cabello. Para ayudar a la distribución del acondicionador pueden ir humedeciendo el cabello.



5.- Desenredo de nuevo el cabello con los dedos y empiezo a enjuagar con abundante agua fría. A medida que enjuagan el cabello, el acondicionar se va haciendo espumoso, por lo que aprovecho y vuelvo a masajear el cuero cabelludo para limpiar mas profundamente.
6.- Escurro el cabello muy bien con las manos.
7.- Aplico otro acondicionador o crema para peinar, peinándolo enérgicamente con los dedos para que se distribuya uniformemente en todo el cabello.
8.- Por último extiendo aceite para el cabello, preferiblemente 100% natural (almendras, coco, argán, aguacate, ricino, romero) en mis manos para distribuirlo uniformemente en todo el cabello, y lo dejo secar solo. Esto funciona para sellar la hebra del cabello, manteniéndolo hidratado por más tiempo.


Al momento de ir desenredando y peinando con los dedos, vamos definiendo la forma en que nos quedará el cabello, así que si quieren que salga con carrera a la mitad o de lado, deben definirlo desde que lo desenredan y antes de aplicar el aceite en el sellado.
Esta técnica permite limpiar el cabello sin maltratarlo en exceso, pero si utilizamos productos capilares que contengan petrolatos y siliconas estas sólo pueden ser removidas por agentes detergentes como los contenidos en los champús, por lo que se recomienda el lavado habitual con el acondicionador o co-wash y entre intervalos de tiempo con champú, preferiblemente sin sulfatos.
En mi caso mensualmente lavo mi cabello con champú y el restante de las veces con baño de crema, acondicionador o crema de tratamiento intensivo en el cabello
Es importante destacar que nuestros cabello afro no deben tener el mismo tratamiento que cabello lacios, ya que es característicamente reseco, por lo que la frecuencia de lavados así como las cantidades de cremas hidratantes deben adaptarse a la necesidad y textura de nuestros cabellos.
Abajo dejo links interesantes sobre el cuidado de nuestro cabello.
 ¿Y tú, que tratamientos usas?

http://afrohair.es/2013/07/hidratar-el-pelo-afro-loc-y-lco.html
http://afrohair.es/guia-principiantes-naturales/productos-basicos-para-cabello-natural
http://www.get-the-look.cl/articulo/-lavas-tu-cabello-con-acondicionador-conoce-la-tecnica-del-co-wash-y-ve-para-que-tipo-de-cabello-es-indicada_a1083/1
www.youtube.com/watch?v=Rm4lmWBEbn4

Fotografía 1: www.sofiablack.com
Fotografía 2 : afrohair.es
Fotografía 3: www.ebay.es
Fotografía 4: afrohairvideos.com
Fotografía 5: www.i-chollos.com

lunes, 6 de octubre de 2014

Cumplemés

Por Beatriz Aiffil
Publicado en Correo del Orinoco, Caracas, domingo 05 de octubre de 2014



Hola, Comandante.
Te escribo hoy porque tú sabes qué día es hoy y porque sé que lees el Correo regularmente como antes, como siempre…
Tengo tantas cosas que contarte, aunque si el poeta eres tú, como dijo el poeta, qué puedo yo contarte Comandante. El que asomó al futuro su perfil y lo estrenó con voces de fusil fuiste tú guerrero para siempre tiempo eterno. ¿Qué puedo yo cantarte Comandante? También sé que sabes que no es mi letra sino la de otro poeta pero la he tomado prestada para agarrar fuerza y contarte cosas sin lastimarte más de lo que debes estar por lo que nos ha pasado esta semana.
Estuvimos en la Asamblea como tus reporteros. Y bueno, la nota de prensa dice del llanto de unas madres rotas. Dice del enérgico discurso de un presidente que está encargado de llevar las riendas de este carruaje donde nos hemos montado contra todas las adversidades nacionales e internacionales. Dice de tus hijas transmitiendo aplomo y coraje. De la dulzura de tu florecita y de la fuerza de tu María. Dice también de la juventud resteada con esta revolución porque nacieron con ella. Dice del himno cantado por ti con bandera a media asta bajo una medialuna triste sin estrellas.
Estuvimos en la Asamblea como pueblo. Y la nota de pesar porque ya no es nota de prensa dice de la rabia contenida, dice de un pueblo que pierde otro soldado puesto desde muy joven a la orden de tu ejército patriota. Y a otra soldada, su compañera. Dice de un pueblo que asistió a darse una palmada en el hombro en obvia autoconvocatoria a seguir luchando a pesar de los pesares, cada vez con más fuerza para llevar adelante este proceso de cambios a nuestro favor. Y también tengo que decirte, Comandante, que no entiendo por qué todavía la cosa no se ha revertido, es decir, por qué no es el pueblo quien tiene el privilegio de entrar primero y sin tanto sometimiento que lo obligue a palanquear, a chapear o a retratarse con la farándula si esto es una revolución. Y más si estos muertos son pueblo y sus madres ¡tú hubieras visto a la mamá de María y a la de Robert!, son pueblo-pueblo. Entonces ¿por qué el pueblo-pueblo, el que de verdad pone el pecho, aún no tiene derecho a entrar por la puerta grande y con honores? ¿Por qué se les pone alcabala para velar a sus propios muertos? 

Deberías pararte al lado de la muchedumbre y escuchar atentamente lo que dice y lo que quiere decir. En nuestro jardín no todo es bello pero no hay temor.


lunes, 29 de septiembre de 2014

Cuando la violencia es el mestizaje

Por Esther Pineda
Publicado originalmente en http://estherpinedag.com/


A propósito de las discusiones generadas a partir del 12 de octubre y la politización de las nominaciones atribuidas a esta fecha, se hace necesaria la reflexión sobre algunos elementos. La idea del mestizaje en América Latina y más específicamente en nuestro país se introdujo y constituyó como un instrumento invisibilizador del extermino genocida ejercido por los europeos en contra de las civilizaciones de nuestra América.
Si bien es cierto que nuestra población se constituye de mestizos (vale acotar que fundamentalmente en los sectores más desposeídos, pues sin duda las auto reconocidas como élites se han cuidado lo suficiente de manchar “su pureza racial”) éste es y fue un mestizaje violento, violentado y violentador; específicamente violentador de las mujeres, indígenas y africanas constituidas en objeto de placer del hombre blanco colonizador.
El 12 de octubre de 1492 se constituye como el momento histórico clave en el cual podemos reconocer el inicio de la expoliación de nuestros recursos, el desplazamiento de nuestras culturas originarias y de la aún ejercida violencia contra nuestros pueblos, pero más aún hacia nuestras mujeres, las cuales continúan arrastrando la secuelas de esa violencia, al seguir siendo las mujeres indígenas y afrodescendientes las más excluidas y violentadas.
Si bien en éstas denominadas sociedades “modernas”, la discriminación exclusión, subordinación y violencia, ha proliferado y extendido, manifestándose en diversas formas, no solo en favores sexuales obtenidos a través de la intimidación, la fuerza y el irrespeto a la voluntad, sino por el contrario en su materialización en prácticas socioculturales y políticas que marginalizaron y profundizaron las precarias y deshumanizantes condiciones de existencia de la mujer, comprendida y definida como diferente e inferior por el colono hombre, blanco, heterosexual, poseedor de riquezas y cristiano.
Es por ello que la pobreza y la inequidad tienen nombre de mujer, para ser más específica, de mujer indígena y de mujer afrodescendiente. En todas las sociedades en donde impera la pobreza, sus mayores exponentes son las mujeres, sin embargo esta pobreza feminizada ha de tener como agravante indudablemente su pertenencia étnica-racial. Si a esto añadimos y reconocemos a las mujeres afrodescendientes e indígenas sexo diversas (lesbianas, bisexuales, transexuales) y obreras, las posibilidades de emancipación, participación y decisión habrán de verse más constrictas.
En el caso de los derechos sexuales y reproductivos, por mencionar una de las tantas aristas de la discriminación, las mujeres indígenas y afrodescendientes tienen mayor riesgo de morir producto del aborto o interrupción voluntaria del embarazo, al haberse constituido éste en privilegio exclusivo de los grupos dominantes, es decir de aquellas mujeres blancas o eurodescendientes con acceso a los recursos económicos.
No basta entonces para erradicar el racismo y la desigualdad por razones de género con el reconocimiento nominal e icnográfico, la burda exposición y exhibición de estos pueblos y mujeres históricamente invisibilizados(as), sin modificar la estructura organizacional de la sociedad en pro del reconocimiento e inclusión participativa; la diferencia necesariamente debe traducirse en oportunidad, en visibilización, en participación, indistintamente de la posición desde la cual comprendamos aquellos hechos del 12 de octubre que aún marcan el destino de nosotras como mujeres.
El reto de nuestras instituciones ha de ser la búsqueda de superación de la discriminación excluyente y los tradicionales criterios asistencialistas del estado burgués caritativista, la sociedad demanda su sustitución por políticas afirmativas, en donde las mujeres se definan como hacedoras de sus realidades y soluciones, mediante el apoyo de un estado y un complejo institucional consolidado como apoyo, acompañante, y creador de condiciones, que en consecuencia permitan la vindicación, protagonismo y participación de las oprimidas, lo cual solo puede lograrse mediante la descolonización, despatriarcalización, descapitalización y desracialización de las relaciones social y del estado.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Negra y afrodescendiente

Por Beatriz Aiffil 
Publicado originalmente en http://encontrarte.aporrea.org/129/creadores/a12147.html



Madre blanca, puta enmantillada.
Madre india, florecilla inocente.
Madre negra, follona, madre África. Madre.
Hija de madre rota, ébano profanado que sin embargo ríe.
Padre blanco, legendario mesías.
Padre indio, trovador de tristezas.
Padre negro, guapachoso. Majestad africana. Padre.
Como todos los negros, hija de algún rey africano. 
Y me llaman negra y como negra respondo.
Negra imagen me devuelve el espejo de laguna donde el patito se vio feo, no por cisne sino por negro. Y si yo me veo negra supongo que los demás me ven negra, por lo tanto negra navego sobre el mar de las diferencias.
Afrodescendiente, no cabe duda de ello. Afrodescendiente porque no olvido la cacería, el tráfico, la trata, la esclavitud, el látigo, el cimarronaje ni, mucho menos, la libertad.
Me planto heredera de aquellos negros y negras que, a su pesar, hicieron la travesía del Atlántico y arrastraron cadenas en diáspora por toda América.
Traigo sangre del fiero león y también del colibrí. Savia de baobab y de humilde cilantro. Traigo de indio. También traigo de blanco... Traigo de todo.
Pero me llaman negra y como negra respondo. 
Soy negra y afrodescendiente.
Tarareo las canciones de los que alguna vez fuimos excluidos y pisoteados a causa del color de la piel: Emancipate yourselves from mental slavery, none but ourselves can free our minds...Es hora de romper con la esclavitud mental, nadie puede liberar nuestras mentes sino nosotros mismos. Por qué tener miedo a nada si ya nadie puede detener el tiempo.
Este es el tiempo. La sangre ruge en las venas.
Negra y afrodescendiente. 
Sangre África.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

No me llame negro, dígame afrodescendiente. No me diga afrodescendiente, llámeme negro.

Por Esther Pineda
Publicado originalmente en http://estherpinedag.com/

El ser es lo que los hombres hablan” (Gorgias), es decir, a partir del lenguaje se construye y deconstruye al ser social; de su nominación dependerá su visibilidad y reconocimiento, de su omisión o nominación descalificada su invisibilización y exclusión.
Sin duda, los europeos herederos de una tradición filosófica, bien lo comprendieron, pues efectivamente asumieron que mediante la asignación de un lenguaje discriminatorio seria posible institucionalizar, transmitir y mantener el racismo.
En este contexto el lenguaje sin duda se constituyó como un elemento significativo en el proceso de construcción de una sociedad jerarquizada, instaurándose como elemento de fomento, legitimación e institucionalización de las desigualdades.
De este modo el término “negro/negra”, fue empleado para denominar a las personas africanas secuestradas y esclavizadas, como a sus descendientes (afrodescendientes) nacidos en territorio americano; no obstante, dicha nominación cumpliría una clara y definida función social, la cual seria: diferenciar a todo individuo no europeo, descalificarlo y subordinarlo por el color de su piel.
Así, “Lo negro” fue asociado al mutismo, la invisibilidad, la ignorancia, a la noche y en consecuencia a la oscuridad, como lugar por naturaleza inhóspito, desolado, desapacible y lleno de vicios, en efectiva contraposición a lo blanco.
Por ello, no es azaroso que en nuestro lenguaje cotidiano y representaciones icnográficas, “lo negro” se encuentre estrechamente asociado a tipificaciones envilecedoras, vinculado a lo malo, la desgracia, la desdicha, lo perjudicial. El mercado negro (contrabando, venta, distribución o intercambio clandestino e ilegal de bienes y servicios), el jueves negro (desplome de la bolsa de valores de nueva york), humor negro (satirización de situaciones sociales oscuras, dolorosas, polémicas), un futuro negro, gato negro (símbolo de mala suerte), dinero negro (aquel proveniente de actividades delictivas), magia negra (brujería), entre otros; los cuales son solo una muestra del carácter significantemente vilipendiado de la negritud.
No obstante, el término “negro”, por si mismo, no posee una carga negativa o degradante del sujeto social, por el contrario, sería en el contexto antes descrito donde le fueron atribuidas significaciones negativas y peyorativas sobre la negritud. Por ello se hace necesaria la rigurosa diferenciación entre los contenidos simbólicos, como así mismo, la efectiva y eficiente distinción entre las designaciones del sistema racista, pues sin duda no será lo mismo “negro” que “negreado”.
El ser “negreado”, sin duda constituye un acto de diferenciación violenta y excluyente, sin embargo, pese a la injerencia, penetración, e intentos de desarticulación y erradicación de la cultura africana autóctona por parte del europeo esclavista, lo “negro” en nuestras sociedades latinoamericanas y caribeñas permitió la construcción de una identidad, fundamentada en la experiencia racializada común (la descendencia africana, el secuestro y movilización forzada, como su consecuente y aún vigente discriminación a través de la ideología racista).
Por ello debemos ser cautelosos (as) al plantearnos la supresión absoluta del término negro y su sustitución incuestionable por el término afrodescendiente, haciéndose necesario reflexionar si nos encontramos frente una diferenciación liberadora o una resignificación excluyente.
Los esfuerzos de los pensadores(as), lideres(sas) y movimientos afrodescendientes, deberán estar orientados a presentar a los actores sociales el origen de estos contenidos, sus significados, los contexto en los cuales surgieron y se han hecho manifiestos, su carga ideológica, a partir de lo cual este sujeto históricamente oprimido como también el tradicionalmente opresor comprenda la génesis de su situación y pertenencia de clase.
De este modo, la liberación del yugo colonizador que aún nos oprime solo será posible en la medida en que a los actores sociales les sean facilitadas las opciones y herramientas históricamente negadas; permitiendo que el sujeto se encuentre en capacidad de abordar su situación social específica y diferenciada; como además, establecer los criterios para la construcción de su historia, pensamiento e identidad, desde su experiencia, contextos y significaciones que le son cómodos y comunes.
Intentar imponer la afrodescendencia como identidad única y absoluta será un acto trasgresor, similar a la dinámica operativa del europeo esclavista y explotador, degenerando en la profundización de la situación de foráneo social de este grupo socialmente excluido y discriminado.
La afrodescendencia debe presentarse como una invitación, como llamado al conocimiento, la identificación y en consecuencia al autoreconocimiento. De lo contrario, la dignificación de la negritud y la descendencia africana habrá de convertirse en la tiranía de la afrodescendencia.